2013.
Colaboración con Jose Antonio Fernández bajo el pseudónimo de Rojo Sache.
Frido aborda la pérdida de la memoria a través de paisajes que funcionan como materialización visual de un proceso interno: recuerdos que se desvanecen en el mismo instante en que intentamos retenerlos. Lo que desaparece no es el lugar en sí, sino la posibilidad de recordarlo. Aun así, en ocasiones permanece un rastro mínimo, suficiente para convertirse en documento. Son restos que invitan a detenerse y a interrogar aquello que aún resiste antes de borrarse por completo.
El proyecto se sitúa en el umbral previo a Da-dark, una serie que imagina un territorio donde la memoria ya se ha extinguido. Frido pertenece a ese instante anterior, cuando todavía quedan huellas que permiten reconstruir, aunque sea de forma imprecisa, lo que una vez existió. El trabajo señala así la facilidad con la que nuestros recuerdos pueden deshacerse sin dejar apenas rastro.
El proceso fue esencial: la búsqueda de espacios que encarnaran esa sensación de desaparición inminente y su fotografía tal como se presentaban en ese momento preciso, sin intervención posterior. Estas imágenes digitales directas conservan la vulnerabilidad de un recuerdo al borde de perderse.
Collaboration with Jose Antonio Fernández under the pseudonym Rojo Sache.
Frido addresses the loss of memory through landscapes that act as the visual materialisation of an internal process: memories fading at the very moment we attempt to hold on to them. What disappears is not the place itself, but the possibility of remembering it. Even so, a minimal trace sometimes remains, enough to become a document. These remnants invite us to pause and to question what still resists before it vanishes completely.
The project sits on the threshold preceding Da-dark, a series that imagines a territory where memory has already been extinguished. Frido belongs to the moment before that, when faint traces still allow us to reconstruct, however imperfectly, what once existed. The work points to the ease with which our memories can unravel, leaving scarcely a trace behind.
The process was essential: seeking out spaces that embodied this sense of imminent disappearance and photographing them exactly as they appeared at that precise moment, without further intervention. These direct digital images preserve the vulnerability of a memory on the brink of being lost.

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